¿Qué son?
Las rabietas son por todos conocidas… la típica imagen es un niño en el suelo llorando y gritando, haciendo aspavientos y dando patadas y golpes con sus extremidades a consecuencia de algo que no tenemos claro cómo ha ocurrido la mayoría de veces.
Las rabietas son parte normal del desarrollo del niño, si no estuvieran es que algo no ‘marcha adecuadamente’, el niño, comienza el proceso de reafirmarse y con el, llegan las terribles rabietas.
Según el desarrollo del niño comienzan a aparecer alrededor de los dos años y tienen su punto álgido alrededor de "los terribles tres"
.
¿Cómo las evitamos?
De la forma más simple: no llegando a ellas:
- si sabemos que pasar por un parque rápido sin poder parar puede desencadenarla, da un pequeño rodeo.
- si por la mañana prefiere una taza u otra de desayuno, darle a escoger
¿Y cuando han llegado?
Si la rabieta ya ha comenzado, sólo queda esperar a que pase de la mejor forma posible:
El niño debe estar seguro (si estamos en una zona donde pueda salir corriendo, evitarlo)
Una vez ha comenzado, por ejemplo, con una negativa, no ceder. Si cedemos el niño aprende que puede repetir el proceso cuando quiera conseguir algo.
Hablar al niño de forma calmada, en esos momentos no razona, así que lo mejor, es mantener la calma, hablar en tono monótono, pausadamente, etc para transmitir sensación de tranquilidad y que finalmente se serene.
Aunque suena fácil, es duro, muy duro y por desgracia es una época dura, que oscila de momentos ‘buenos’ con momentos ‘duros’.
Con perseverancia y mucha paciencia durante las rabietas podemos llegar al momento ‘post’
La tormenta ha pasado… ¿y ahora?
Cuando la situación ha pasado, es conveniente hablar con el niño de lo que ha pasado, en tono tranquilo, para que explique lo ocurrido desde su punto de vista, pero tampoco sin ‘recrearnos’, el niño debe aprender que las rabietas, golpes no son la forma de expresarse.
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